Una distancia progresiva (Castellano)

Abro la puerta y ahí estás, sentado cómodamente frente aquella condenada pantalla que te ha absorbido. Te hablo y las palabras se las lleva el viento. Me oyes, pero no me escuchas; me miras, pero no me ves y yo, de nuevo, plantada esperando que unas dulces palabras puedan brotar de entre tus labios.

Ilusión, sueños y expectativa; ¿qué es esto? Lo que creía que podía conseguir contigo se desvanece con los pocos recuerdos.

Vuelvo a abrir la puerta, sigues ahí, otra vez, pero en esta ocasión te veo más lejos, más pequeño y aislado. La soledad me envuelve, una aura oscura me impide llegar hasta ti y rescatarte. Te quiero salvar, que veas la luz exterior, de lo que nos envuelve y de lo que podríamos hacer juntos, agarrados de la mano y haciendo camino.

Tengo las rodillas tocando el suelo y un peso me hace caer todavía más. Intento avanzar el brazo para llamarte, pero ahora ni me oyes ni me ves. La distancia crece y crece en un fondo negro. Siempre había tenido fuerzas para seguir y conseguir lo que deseaba. Pero la brizna de luz cada vez es más pequeña. La pregunta y duda que no para de repetirse en mi cabeza: ¿lo conseguiré?