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Humos de misterio (Desenlace)



Me releí las notas una y otra vez, quería tenerlo claro, pero sin lugar a dudas tenía que ser aquella persona. Solo había alguien que había tenido el tiempo suficiente para poder cometer el homicidio sin levantar sospecha alguna. Me levanté y me acerqué a la barandilla desde donde observé el jaleo de la ciudad. Inhalé profundamente, el olor a tabaco mezclado con la polución impregnó mis pulmones provocando un ataque repentino de tos. Cómo odiaba aquellos humos y toxicidad de la ciudad, pero en cambio el humo del tabaco me llevaba a un estado de paz y tranquilidad, pudiendo así pensar con más claridad. Aproveché al máximo la última calada y apagué el cigarrillo con una pisada fuerte y contundente. Poco a poco, me fui alejando del ruido y el paisaje caótico de la ciudad mientras que el cigarrillo seguía en el suelo, chafado y solo.


Entré de nuevo en el edificio, mirando al suelo. Fui directo al pasillo donde se encontraban todos los sospechosos junto con Tom.


-Avisa al encargado de policía, Tom -le dije mientras levantaba la mirada-. Ya sé lo que ha pasado.

-De acuerdo.


Tom salió a toda prisa, mientras comuniqué a los sospechosos que entraran al almacén, quienes lo hicieron de uno a uno y formando un semicírculo en el medio. Parecían impacientados, las miradas perdidas de un lado a otro abundaban y yo estaba ansioso por contar la verdad.


-¿Vamos a esperar mucho rato? -preguntó Lisa impaciente con los brazos cruzados.

-Recuerde que tenemos trabajo que hacer -me volvió a insistir Carter.

-No os preocupéis. En breve, cuando mis compañeros lleguen, lo sabréis todo -les contesté mirando fijamente a los ojos.


Por cada mirada que enviaba, otra era desviada. Imposible mantener el contacto visual con alguno. Pasaron unos cinco minutos antes de que Tom llegara con el encargado y dos agentes más.


-Y bien, ¿entonces, ya sabemos lo qué ha pasado? -preguntó el encargado.

-Sí.


El silencio se adueñó de la estancia. Me encantaba la sensación de ser el centro de atención, a la espera de conocer la verdad de lo sucedido. Un silencio que deleitaba con ganas, cerré los ojos y solté un suspiro.


-Tal y como ya les dije al principio esto no ha sido un suicidio, sino un asesinato.


Murmurios y exclamaciones salieron de las bocas de los testigos mientras que el encargado se quedó blanco.


-¿Estás seguro de eso? -me preguntó impaciente el encargado.

-¡Eso es imposible! -interrumpió Lisa.

-Venga, no nos haga perder más el tiempo -se quejó Carter.


Parecía que eran los dos que llevaban la voz cantante en el grupo. Aunque los demás no se quedaron callados, pero no acababa de entender aquello que murmuraban.


-¡Silencio! -dije, el dolor de cabeza iba en aumento.

-…

-Bien, vamos por pasos. Después de haber hablado con todos, he visto que la amistad que se supone que tendría que haber entre vosotros no está y, por lo visto, a más de uno no le gustaba Liam -solté un risa provocadora-. Pero siempre se acaba cayendo en lo mismo… Los celos.


Todos se quedaron boquiabiertos, se podía escuchar perfectamente el ruido del tráfico. Me acerqué a la ventana y miré al exterior. Le pedí a Carter que la abriera. Éste se sacó un puñado de llaves del bolsillo, juntadas entre sí por un llavero de la empresa. El ruido metálico se adueñó de la sala mientras que los sospechosos seguían a la espera de conocer el culpable. Carter abrió la ventana con cuidado dejando entrar una brisa sucia y cargada de humos de ciudad que parecía que iba a nublarnos la vista. Fue entonces cuando me fijé en aquellas colillas que habían quedado en la base del marco de la ventana, no pude evitar soltar un leve sonrisa. Hice un barrido con la mirada por toda la estancia.


-¿Por favor, nos podría decir quién ha sido? -dijo Henry.

-Si… El culpable o, mejor dicho, la culpable ha sido… -levanté el brazo apuntando con el dedo índice hacia la persona-. ¡Lisa!

La ovación y los ojos como platos reinaron en ese momento de tensión.

-¿Cómo te atreves a acusarme de esta forma? -se quejó entre reacciones de sorpresa de sus compañeros.


Parecía que todos ellos hicieran un paso hacia al lado, dejándola sola ante mí. Empezó a temblar, levemente, pero se veía como sus rodillas flaqueaban.


-¿Acaso tienes alguna prueba? -dijo Lisa con ironía.

-Claro que sí. Además te voy a explicar todo el proceso.


Su mirada quedó en blanco mientras que los demás restaban a la espera para conocer los hechos.


-Pero, Lisa… Es imposible que haya cometido tal atrocidad -dijo medio tartamudo Carter mientras la miraba con tristeza.

-Ella no podía soportar que alguien con menos experiencia y con aspectos a mejorar pasara por encima suyo y tuviera un ascenso en el trabajo -le interrumpí.

-Pero Liam era un gran trabajador. No había tenido quejas de él -comentó Carter extrañado-. De hecho, todo lo contrario, me comentaban que su trabajo era excelente.

-Porqué Lisa lo había tapado todo.


Las caras de asombro rebotaron por toda la habitación. Carter miró a Lisa, pero ésta, con los puños cerrados, solo se fijaba en aquel suelo gris.


-En principio, Lisa tenía que ser la única que postulara por el puesto y pensaba que aunque hubiera más gente ella sería la que se llevaría el ascenso. Creía que la estrecha relación entre tú -señalé a Carter- y ella le ayudaría. Lo que no contaba es que Liam llevaba un tiempo haciendo buenas migas contigo y eso le podría perjudicar, porqué ahora no era la única que estaba a tu alrededor, sino que Judith se estaba llevando todo el protagonismo.


Todos se quedaron atónitos después de escuchar aquellas palabras.


-De todas formas, eso no es suficiente para decir que he sido yo -dijo Lisa alzando la voz y con los brazos en alto-. Además, yo estaba en el baño. Judith me vio.

-Cierto, te vio. Pero… ¿Todo el rato?


El silencio volvió reinar en la estancia definiendo a Lisa con una palidez que la dejo sin voz.


-Hubo un periodo de tiempo que estuviste sola en el baño y que nadie vio lo que hacías, justamente coincidiendo con la hora de la muerte. Después de que Judith saliera debiste esperar unos segundos y saliste tú detrás. Sabías que Liam estaría en el almacén porqué ya habías quedado con Steve que le llevaría allí.

-¡Yo no le he matado! -gritó Steve.

-Steve, tranquilo. En ningún momento he dicho que lo hubieras matado, solo que tú y Liam habíais venido aquí para coger unos papeles. Pero aprovechaste ese momento para hacer lo que Lisa te había pedido: esparcir aquellas cajas por el suelo -dije señalando aquel desorden de papeles.

-¿Cómo que hizo lo que Lisa le había pedido? -dijo Carter perplejo- ¿Se puede saber qué está pasando aquí? Steve siempre ha sido muy torpe con todo, es normal que se le cayeran las cajas. Dudo que Lisa le hubiera dicho tal cosa.


La mirada de Carter parecía observar un partido de tenis entre Lisa y Steve. Luego me miró atónito.


-Si ellos no te lo quieren contar lo puedo hacer yo mismo, Carter -le dije.


Steve bajó su cabeza, agarraba con fuerza la camisa blanca dejando ver el leve tembleque. Dejé pasar unos segundos para ver si Steve era capaz de decirlo frente a Carter.


-Si nadie va a decir nada…

-¡Espere! -me interrumpió Steve. Levantó la cabeza de golpe- Tiene, tiene razón, estaba bajo las amenazas de Lisa… Me, me ayudó con un error que cometí en la empresa. Ella… Ella… ¡Lo tapó todo!


Todos fijaron la vista en Lisa, quien seguía pálida y con los ojos dilatados, casi ni parpadeaba. El shock le bloqueó por completo.


-¿Cómo es eso posible? -se extrañó Carter.

-Pues, lo mismo sucedió con Liam. Parece que te gusta tener controlada a la gente -dije sin tapujos-. Hace unos años Liam también cometió un error en una transacción importante de la empresa. Lisa le quiso ayudar, ya que antes de eso habían tenido una bonita amistad. Ella había sido su mentora y pasaron mucho tiempo juntos, entablando así una buena relación. Sin embargo, cuando se enteró de que Liam iba a postular le pilló de sorpresa, ya que él le había animado a seguir adelante con el puesto y ahora se veía traicionada por su amigo.


Carter se puso las manos en la cabeza. Lo de la transacción le dejó blanco. Se tocó la barbilla y unas gotas de sudor empezaron a deslizarse por su rostro.


-Es que no puedo creerme todo esto -decía mientras se movía de un lado a otro de la habitación- ¿Cómo lo solucionó?

-La prueba está entre uno de esos papeles de ahí -dije mientras señalaba el caos en el suelo. Carter se acercó para recoger el documento-. Verás que hay uno que destaca por tener una tinta diferente a las demás. Lisa escaneó el documento con la errada, borró el sello rojo con el ordenador y lo volvió a imprimir. Después puso el sello correcto encima para archivarlo con los demás. Por eso, la tinta es diferente, aunque si no te fijas puede pasar desapercibido. Además, todavía se puede ver el rastro del antiguo sello y espacios en blanco que habían quedado borrados.

-Increíble -dijo Carter.


No apartaba la vista del documento mientras los ojos le iban creciendo por momentos.


-Pero, esto… ¡Esto es mucho dinero! ¿Qué pasó? -dijo Carter.


Después fijó su mirada en Lisa, quien apenas había hecho un movimiento. Éste se le acercó y le plantó el documento frente a su cara para pedirle explicaciones. Insistió varias veces, pero parecía que la Lisa quejica se había hecho pequeña. De repente, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Levantó la cabeza mostrando unos ojos hinchados y húmedos.


-Me puse en contacto con el director de la otra empresa… -se secó las pocas lágrimas que le quedaban con su manga- Le dije que había sido un error y que, por favor, retornara el dinero. Sin embargo, se negó. Él, contento, me decía que tenía un documento que acreditaba ese traspaso de dinero y que ahora era suyo -parecía que las lágrimas volvían a aparecer-. Luego, luego, me propuso un trato. Si me sometía a él devolvería el dinero.


Esa información era nueva. ¿Sería esto a lo que se refería con lo del acoso? Se puso una mano en el pecho y empezó a respirar de forma agitada. Pedí que trajeran una bolsa. Enseguida que la tuvo, empezó a respirar con la bolsa alrededor de su boca hasta que poco a poco se calmó. La rojez de su rostro empezó a empalidecerse de nuevo. Tosió un par de veces y miró a Carter con vergüenza.


-No era mi intención que pasara todo esto, pero me vi envuelta en sus redes.

-Pero, ¿por qué lo hiciste? -le dijo Carter mientras la agarraba de los hombros buscando su mirada.

-¡Porqué estoy enamorada de ti! No quería que tuvieras problemas en el departamento. Pero luego vi lo bien que estabas con Liam y él hacía como si nada, sabiendo que a mí me gustabas. Además, después apareció Judith, quien en un par de días había conseguido llegar a tu corazón, bueno, y al de Liam. Me sentía utilizada, tanto por ti como por Liam.


Judith bajó la mirada para evadirse de la atención que le habían dado todos los que estábamos allí.


-Pero yo no hice nada -dijo Judith tímidamente.

-Lo hiciste todo desde que entraste en la empresa -le contestó con enfado Lisa.


Aunque Lisa parecía débil después de tantas emociones quiso abalanzarse sobre Lisa. Sin embargo, los dos agentes la pararon y la retuvieron mientras que apretaba los dientes y fijaba su mirada en ella.


-A ver, calma -dijo Carter-. Tengo que asumir todo lo sucedido. Entonces, ¿Lisa ha matado Liam?

-Sí.

-¡Yo no he hecho nada! -se acercó hacia mí con su mirada a cinco centímetros de la mía- La historia que ha contado es muy bonita y no negaré ciertos actos que hice en el pasado. Pero… ¡Eso no me convierte en una asesina! No has dado ninguna prueba del asesinato.


Su mirada era retante, fija y provocadora. Parecía que aquella pequeñez había crecido en cuestión de segundos, viéndola muy segura de sí misma. Sin embargo, todavía faltaba lo más importante. Me dio la espalda, como si se quisiera ir.


-Espera -frenó en seco-. Todavía no he terminado.


Se volteó hacia mí de nuevo poco a poco, dejando entrever la palidez en su rostro otra vez.


-Si me dejáis, voy a proceder -todos asintieron con la cabeza-. Lisa se reunió con Liam en el almacén y le dijo que si no renunciaba al puesto le delataría con lo de la transacción. De hecho, Steve, ese fue el motivo por el cual te dijo que él se quedaba recogiendo los documentos, porque vio aquel que una vez había sido su error y no quería que nadie lo viera.


Steve abrió los ojos como platos y miró a los papeles que habían quedado en el suelo.


-Ese fue el momento en el que Lisa entró en el almacén. Se aseguraba que Liam estaría a solas. Entonces, tuvieron la charla. Pero para que fuera más amena, Lisa le ofreció un cigarro, ya que ella sí que conocía la clave para acceder al cajón de Carter -miré fijamente a Carter-. Es lo que tiene cuando hay distancias estrechas entre trabajadores de un mismo departamento. De hecho, seguro que sus huellas dactilares siguen ahí.

-¿En serio me cogiste las llaves?


Lisa no sabía hacia dónde mirar, pero sin apenas darnos cuenta asintió con la cabeza. Carter parecía fuera de sí, no paraba de dar vueltas intranquilo.


-Como podréis ver, en el marco base de la ventana hay unas colillas. Lo más probable es que fueran del cigarro de Liam -dije mientras señalé hacia la ventana. Los agentes se acercaron a comprobarlo-. Como en la habitación hay detector de humo, Liam tuvo que sacar medio cuerpo fuera para que no lo detectará. Fue entonces cuando Lisa le empujó para que cayera al vacío.


Todos se llevaron las manos a la boca asombrados. Las caras de perplejidad inundaban la estancia y el silencio apareció de nuevo.


-¿Y cómo sabes que le empujé y que no se cayó? -se apresuró a decir Lisa- La ventana es muy baja, podría haberse caído.


Solté una risa irónica. Me encantaba poner a los culpables entre la espada y la pared. Noté como un sinfín de ojos me miraban.


-¿Me dejas ver tus manos, Lisa?

-¿Cómo? Ya te he dicho que no me gusta que me agarren del brazo.

-Es que ahí está la prueba -le dije señalándole sus manos-. Según lo que me dijiste eres una persona que se cuida mucho y, no lo dudo, se nota. Por eso me llamó la atención que no tuvieras las uñas bien pintadas. De hecho, cuando Judith te vio en el baño te estabas retocando el maquillaje y las uñas. Pero cuando fuiste a ver a Liam no te diste cuenta que las uñas no estaban secas y cuando le empujaste dejaste unas marcas rojas en su espalda, las cuales se pueden apreciar en el cuerpo de la víctima.


Se escucharon las bocinas de los coches. Sin embargo el ambiente cargado del exterior se había reducido frente a la tensión que se respiraba en la estancia.


-Judith lleva un color similar. De hecho, se podrían confundir. Sin embargo, ella tiene una actitud nerviosa y se muerde las uñas a menudo. Es normal que su pintura no sea tan perfecta como la tuya. Además, si analizamos el color que hay en la camisa de Liam seguro que corresponde con el tuyo. ¿Quieres?

-No, espera -me frenó Lisa. Soltó un suspiro resignada y me miró-. Tienes razón. Yo le maté. No quería, pero fue un impulso cuando me dijo que le daba igual todo lo que había hecho, que él siempre miraba por sí mismo y que pasaría por encima de quien fuera para conseguir su objetivo: conseguir dirigir el departamento -miró fijamente a Carter-. Era un falso, se las hacía de buen chico, pero en realidad era un monstruo.


Apretaba los puños con más fuerza por cada palabra que decía, una mirada de odio y enfado impactó contra esas cuatro paredes. Los dos agentes se le acercaron y le pusieron las esposas sin que ella ofreciera ningún tipo de resistencia, se la veía abatida. La acompañaron hacia la puerta junto con el encargado, pero cuando estuvieron bajo el umbral, Lisa me miró de nuevo.


-Eres un buen detective -dijo con una sonrisa plácida.


Los demás se miraron entre ellos, atónitos, y empezaron a hablar. El cruce de palabras impedía entender qué era lo que estaban diciendo.


-¡Silencio! -dijo Carter- Primero de todo, le quiero agradecer su trabajo.


Me sentí alagado, después de todos esos abucheos que había recibido, lo tomé como una muestra de honor, así que le respondí asintiendo con la cabeza.


-En segundo lugar, creo que deberíamos despejar todo esto. Ahora que el caso se ha resuelto tenemos que volver a nuestro trabajo -dijo Carter. Se pasó la mano por el pelo sin darse cuenta del estropicio que se estaba haciendo-. A ver cómo lo organizo yo para no causar un revuelo de todo esto y cubrir las dos bajas.

-Si no es mucho pedir, Carter, tendría que pasar por comisaría por gestiones del caso -le dije dándole una palmadita en la espalda.

-¿Eh? ¡Ah! Sí, sí, no te preocupes -dijo confuso.

El almacén se vació poco a poco, al igual que las calles de aquella terrible avenida en la que nos encontrábamos, pero los murmullos se seguían escuchando, cada vez más alejados.


Me quedé plantado en medio de la estancia, solo, miré a mi alrededor y me acerqué a la ventana, todavía abierta. Me puse la mano en el bolsillo y agarré un cigarrillo. Sé que no debía hacerlo, pero los nervios se estaban apoderando de mi cuerpo. Di un par de caladas intensas y al soltar el aire noté como si un globo que estuviera a punto de estallar se deshinchara. Los temblores empezaron a cesar, salían hacia fuera junto al humo y el olor a tabaco. Noté una vibración en el bolsillo. Era un mensaje de texto de Tom.


-Así que hay otro caso ¾dije con una sonrisa irónica-. Es que no me dejarán nunca tranquilo.


Apagué el cigarrillo en la base del marco de la ventana y lo tiré a la papelera. Cerré la ventana y abandoné el escenario del crimen a paso ligero. Caso cerrado, pensé y me fui con una sonrisa en busca de Tom. Había sido un día intenso. ¿Qué nos traería el porvenir?

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