El valor que hay en mí (Castellano)
- Anna Soler Soler
- 16 nov 2020
- 1 Min. de lectura

Era de noche, estaba sentada cabizbaja en la barra de un pequeño local con estilo de los sesenta; escuchaba como la lluvia repicaba contra las ventanas. Mis manos sentían el calor de la taza blanca inundada de café intenso. Di un sorbo e hice una mueca al quemarme la lengua. Las cosas no podían ir a peor.
De repente, se escuchó el chirrido de la puerta. Un hombre moreno entró empapado y con prisas; llevaba una cazadora negra y unos tejanos. Cruzó su mirada penetrante conmigo y sonrojada la desvié. Escuché cómo se acercaba por el sonido del agua exprimida de sus zapatos. Se sentó a mi lado, pidió un Whisky y se giró hacia mí.
—¿Un mal día? —preguntó.
—Bueno… Digamos una mala vida —le contesté desganada—Nunca me he sentido valorada…
Soltó una leve sonrisa.
—La vida… —dijo mirando el vaso— Sabes, hace unos años estaba como tú. Me había dejado mi pareja, despedido, sin apenas dinero… Pero un hombre me dijo: “Que no te valoren no significa que no tengas valor”.
Escuché embobada durante largos minutos cómo esa frase le ayudó a reconstruirse.
—Recuérdala siempre —dijo antes de dar el último sorbo.
Mis ojos relucían al verse cómo se iba, inspirada para crear algo nuevo.
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